Reseña – Frostpunk

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Frostpunk nos da la tarea de sobrevivir mes y medio en una ciudad circular azotada por extremadamente bajas temperaturas, enfrentando a uno a decisiones morales difíciles muy en el estilo de su entrega pasada This War of Mine.

El estudio 11 bit retoma las mecánicas de supervivencia y decisiones morales para mezclarlas con las de un simulador citadino y estrategia. El resultado es el siguiente paso de lo que fue This War of Mine, ahora comenzamos con unos 80 habitantes que han encontrado refugio alrededor de un gran generador que corre a base de vapor proveyendo del preciado calor y energía necesarios para subsistir, teniendo que liderarlos a través de la crisis.

Los primeros minutos son muy de cualquier otro juego de estrategia; recolecta esta cantidad de carbón, esta otra cantidad de comida, activa el reactor, construye más casas y demás. Pero no pasa mucho antes de ser enfrentado ante las primeras decisiones en cuanto a qué leyes crear y cuando ejecutarlas, cosa que puede afectar los dos grandes indicadores que descansan en la parte baja de la pantalla: Descontento y Esperanza.

Al principio son cuestiones de si aumentar la duración de los turnos de trabajo, implementar jornadas de emergencia de 24 horas, resolver inmediatamente la carencia de hogares con vil tiendas de acampar o sacrificar el aumento de descontento a cambio de más adelante proveer de mejores aposentos para la gente.

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Pero nada más es cosa de que las muertes comienzan a suceder, cuando nos enfrentamos a si crear un cementerio para enterrar a los muertos y evitar infecciones, o literal guardarlos en una fosa para “después usarlos” además de evitar infecciones por la descomposición.

Cada decisión de ley que realice uno abrirá nuevas opciones para crear otras que tarde o temprano terminaremos ocupando y decidirán nuestra suerte. Lo mismo pasa con el árbol tecnológico, el cual cubre las áreas básicas de la ciudad como la generación de calor, recursos, exploración, y asentamientos.

Mi primer intento fue un desastre que no duró ni dos semanas antes de ser desterrado– el tratar de atender las necesidades inmediatas de los habitantes de tener un techo donde refugiarse, quemó recursos que bien pudieron haber sido utilizados en construir cosas más efectivas a largo plazo. El asunto es que si uno decide atender una demanda hay usualmente dos “promesas” a realizar, crear un puñado de lo necesario o comprometerse a algo más sustancial pero de cualquier forma no cumplir lo prometido resultará en un mucho mayor descontento que si ignoramos al principio las demandas.

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Por otro lado al igual que en cualquier otro juego de estrategia, entre más pronto desarrollemos nuevas tecnologías en el debido orden, más pronto es que recolectaremos recursos para en turno construir lo necesario para afrontar lo que arroje a uno el juego.

En general la progresión a lo largo de la campaña de Frostpunk no dista mucho de la de This War of Mine solo que a una mayor escala, igualmente habrá caídas cada vez más pronunciadas de temperatura con uno que otro respiro, el aventurarse al exterior a buscar recursos extras y sobrevivientes es de suma importancia e igualmente uno debe sobrevivir alrededor de 45 días.

Para mi cuarto intento y ya con el dominio de las leyes y tecnología logre sobrevivir con 300 individuos vivos, más de 100 muertos, decenas exiliados, enfermos, y con un generador a dos de explotar. Pero rescaté varios grupos de supervivientes, aunque rechace varios refugiados enfermos de otras ciudades fallidas, extendí las jornadas laborales base, aplique varias veces las de 24 horas, puse a niños a trabajar disimuladamente como “aprendices de médicos” aunque es posible el ponerlos literalmente a trabajar como al resto.

Últimadamente Frostpunk muestra que no importa que camino trate de llevar uno, cuando se trata de supervivencia en condiciones extremas siempre habrá que hacer sacrificios – la diferencia recaerá en que tan “humanitarios” pueden mantenerse esos sacrificios.

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Y haciendo a un lado el sistema moral, creo que 11 bit studios logra ofrecer un muy buen juego de estrategia/administración de recursos, que fuerza a uno a micro administrar cada parte de la ciudad independientemente de la alineación moral que se escoja – siempre será esencial saber en que momento sobrecalentar al generador, en que momento poner jornadas extendidas, saber elegir entre extender el alcance del generador o construir extensores que son más rápidos de implementar pero a la larga consumen más carbón que el mismo generador.

En realidad a pesar de que los acontecimientos de la historia principal no varían drásticamente entre uno u otro intento, si hay diversas formas que uno puede tratar de implementar para sobrevivir los cuarenta y tantos días. Hay muchas leyes y tecnologías que no utilicé, lugares que no exploré, además de que al completar exitosamente el escenario de la historia principal, uno puede modificar algunas condiciones.

Frostpunk también ofrece otros dos escenarios con situaciones distintas a las del la historia principal, igualmente con condiciones modificables así que uno puede dedicarle sus buenas horas al juego.

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Lo que sí es que creo que al juego no le caería nada mal un poco más de optimización tanto de rendimiento como de los controles – para ser un título que recae en la micro administración resulta complicado no contar con teclas dedicadas a los distintos edificios ni atajos para activarlos o desactivarlos, teniendo que aplicar la de pausar el juego en momentos críticos para ir seleccionando instalación por instalación para activar las cosas necesarias.

A pesar de estos pormenores disfruté bastante la experiencia que ofrece Frostpunk, y esos momentos de tensión y resignación en los que llega poner a uno con dada decisión tomada.

8.9/10

Frostpunk (PC)

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Lo bueno

  • Hace una muy buena mezcla de juego de supervivencia con la estrategia y administración de recursos.
  • Cada decisión tomada puede tener consecuencias no deseadas e inesperadas más adelante.

Lo malo

  • Le falta algo de optimización, y controles más robustos para un mejor manejo de las fábricas y trabajadores.