Microsoft va por Activision Blizzard

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Esta semana fue decorada con el revuelo de que Microsoft está en proceso de adquirir a la por demás conflictuada Activision Blizzard, seguramente de ahí que Phil Spencer anduviera en las últimas semanas evasivo en condenar públicamente el ambiente laboral tóxico dentro de los estudios que conforman a la aún empresa liderada por Bobby Kotick.

Ambas compañías confirmaron la noticia la mañana del pasado martes 18 de enero de 2022 y aunque el comunicado original publicado por Phil Spencer, ahora CEO de Microsoft Gaming, daba a entender que una vez que la transacción fuera aprobada y completada a más tardar a mediados del 2023, Activision Blizzard — incluyendo a su actual CEO Bobby Kotick — reportarían a él pero en subsecuentes reportes quedó claro que Kotick se retiraría de la compañía con todo y un sustancioso bono, una vez terminada la compra.

Y en vista de las acusaciones de acoso y abuso sexual que enfrentan tanto Kotick como el resto de Activision Blizzard, la comunidad y empleados no están nada contentos de la posibilidad de que Kotick logre salirse con la suya y sacudirse todo el asunto al dejar la compañía que ha encabezado desde 1991. El descontento solo se incrementó gracias a las declaraciones de Kotick posteriores al anuncio en donde asegura que la venta de Activision Blizzard tenía mucho más que ver con el pobre desempeño de Call of Duty Vanguard y las otras propiedades de la compañía en los últimos meses, que con las demandas estatales y privadas que enfrentan por las condiciones laborales y casos de acoso y abuso sexual dentro de los estudios.

El cómo abordará Microsoft estos asuntos aún está por darse a conocer, ya que más allá de mencionar que esperan extender su “cultura proactiva de inclusión” a Activision Blizzard, no han hecho hasta el momento comentario alguno sobre los problemas legales que enfrenta Activision por su tóxica cultura laboral.

También mientras el comunicado de Phil Spencer pinta a esta adquisición de casi 70 mil millones de dólares como una medalla más en su búsqueda por “extender la felicidad y camarería de los videojuegos a todos en el planeta”, una buena parte de la comunidad como de los medios comenzaron a cuestionar si en verdad es una buena idea que Microsoft, dueños de la plataforma Xbox, esté en vías de hacerse del monstruo que representa Activision Blizzard (que incluye a King y su Candy Crush) – apuntando a que todo el asunto raya bastante en la línea del monopolio, más si terminan haciendo propiedades como Call of Duty exclusivas a pesar de que por ahora digan que no lo harán.

Tampoco es difícil ver la amenaza que, como compañía, Microsoft ve en la china Tencent quién pareciera que cada semana invierte o compra estudios de videojuegos. De hecho el comunicado de Microsoft hace referencia a que una vez terminada la transacción se convertirán en la tercer compañía más grande de videojuegos en términos de ganancias, detrás de justamente Tencent y Sony.

Mientras a primera vista el que Microsoft Gaming, alias Xbox, esté en vías de tener bajo el brazo 30 estudios luce como una excelente noticia para los asiduos a la marca y subscriptores de Game Pass, es justamente el servicio de subscripción que en su versión más cara — la Ultimate — ofrece el juego en la nube Cloud Gaming, lo que preocupa algunos por el poder de distribución que Microsoft concentrará.

El ejemplo más citado es evidentemente Call of Duty, donde Microsoft no necesariamente tendrá que hacerlo exclusivo en Xbox Series X/S o siquiera recurrir al tradicional contenido exclusivo para el juego dentro de su plataforma – basta con añadirlo a Game Pass para que la gente prefiera jugarlo “gratis” que desembolsar en comprarlo a precio completo en PlayStation. Sin mencionar que ahora sí Microsoft tiene los argumentos para subirle el precio a sus subscripciones.

El meollo del asunto, vaya, es que al consolidarse la industria en unas cuantas compañías tiende a tener el efecto de hacer que las restantes en turno busquen también consolidarse para tratar de hacer frente a los nuevos gigantes. Tencent ya tiene las manos metidas en Ubisoft y Epic, no es dueña pero solo es cuestión de echarle más dinero, mientras que Electronic Arts acarició la idea de fusionarse justamente con Activision Blizzard antes de que Microsoft le comiera el mandado – lo que bien puede llevarlos a hacerle ojitos a Tencent, Sony o a Take-Two quienes en turno compraron hace unos días a Zynga.

Sony y Microsoft empezaron a apostarle a los desarrolladores indie, con sus respectivas iniciativas, para compensar carencias en estudios propios — pero conforme ambas compañías han ido robusteciendo sus filas solo será más difícil para los pequeños estudios indie competir y llevar su títulos ya no a consolas sino al juego en la nube, el “game streaming”.

Al igual que con su adquisición de Zenimax Media y su filial Bethesda, las repercusiones que tendrá esta nueva no serán inmediatas pero definitivamente irán mostrándose poco a poco.